jueves, 21 de enero de 2010

Entrevistamos al arquitecto Aitor López Galilea.

El lunes 18 de Enero de 2010 preparamos todos juntos las preguntas para la entrevista al arquitecto de la pasarela del Centro Niemeyer, Aitor López Galilea que también es arquitecto municipal del Ayuntamiento de Avilés. Hemos de reconocer que pretendíamos ser muy críticos.

El martes 19 de Enero a las 10:30 de la mañana estábamos en la sección de Arquitectura y Urbanismo del Ayuntamiento de Avilés en la calle de la Ferrería. Allí nos recibió atentamente nuestro arquitecto que, desde el principio, nos dejó impresionados con los documentos que fue necesario elaborar para iniciar la construcción de la pasarela.
La obra del Centro Niemeyer le parece buena y el arquitecto le parece insustituible ya que durante los años 50 y 60 fue uno de los grandes arquitectos que revolucionó el movimiento moderno de la arquitectura en el mundo. Para él Oscar Niemeyer es un genio.
El proyecto se lo encargó el Ayuntamiento y lo hicieron en dos meses entre el arquitecto Aitor López Galilea y el ingeniero Raúl Escrivá. Confiesa que un proyecto de esta envergadura necesitaba un ingeniero arriesgado que no dijese que no a priori capaz de utilizar una estructura muy ligera con solo dos puntos de apoyo.
La pasarela va a realizarse en acero cortén (cortén significa "corrosión tensionada"); este tipo de acero lleva una parte de cobre que evita la corrosión interior y así no necesita mantenimiento. Ante nuestras reticencias ante un material que parece ensuciar él considera que aunque se puede tratar para que no manche es más natural mostrarlo como és. Es un material muy bueno para la construcción por sus valores plásticos y de alguna forma en las próximas décadas se notará que ha sido construido a comienzos del siglo XXI; le parece imposible salirse de la moda de la época.
A nuestra pregunta sobre la forma de la pasarela, contestó que el entorno de la plaza de donde parte es muy caótico, cada casa está pintada de un color intenso y diferente, cada árbol también es distinto y tampoco querían competir con la obra del Centro Niemeyer. Su argumentación insiste en que la pasarela tiene que encajar en ese lugar que ocupará y que debe ser más sencilla y humilde, pero también a de ser un gesto rotundo y sin florituras que ha de tratar con respeto al Centro Niemeyer. El Centro Niemeyer sería como Monserrat Caballé una gran cantante de ópera, y la pasarela no puede competir de ninguna manera con su potente voz. Ante nuestra sugerencia de que podría incorporar menos ángulos y más curvas contestó que, por su formación, considera que las curvas hay que justificarlas porque son diferentes y aleatorias y las rectas no; algo que un genio como Oscar Niemeyer no necesita justificar.
Otro de nuestros problemas era aceptar la necesidad de romper el tejado de la Plaza del Pescado, su explicación es que la pasarela no debía ser la protagonista de la zona, el protagonismo le corresponde al Centro Niemeyer. Para justificar la posición de la pasarela nos mencionó dos justificaciones diferentes; desde una perspectiva funcional la pasarela posee un desnivel del 6% que, es el único por encima del cual pasaría a ser una rampa y necesitaría zonas de descanso. La pasarela ha de salvar una calle con dos carriles y la barrera ferroviaria de RENFE y FEVE. Por otra parte, si la pasarela se situase en cualquiera de los dos extremos del edificio de la Plaza del Pescado, eliminaría una perspectiva preciosa sobre el Centro Niemeyer y se acercaría demasiado a las viviendas habitadas, ya que el ancho de la pasarela es de unos tres metros y los vecinos seguramente no estarían encantados con esa solución. Además mencionó una perspectiva poética (que es la que más nos convenció), la pasarela de alguna forma abraza al edificio histórico, lo conserva y le da un nuevo uso como Centro de recepción de visitantes del Niemeyer y Oficina de Turismo de Avilés. Esa forma que permite "volar" sobre el edificio ofrece unas vistas sobre el Palacio de Valdecarzana, el edificio más antiguo de Avilés, y sobre el Centro Niemeyer (tiene 32 metros de cada punta); lo que convierte el paseo por la pasarela en un paseo turístico de primer orden. La pasarela es simétrica, se apoya y abraza a la Plaza sin inmutarse, sin cambiar su estructura; deja libre la Plaza y la ría y permite no solo pasar sino cambiar de entorno. Se empieza el recorrido dentro de la Plaza del Pescado, se llega a salvar la calle y el paso ferroviario y nos aproxima al Centro Niemeyer. Esa es la idea potente y el gesto valiente que defiende Aitor López Galilea. Al final le confesamos que nos había convencido su explicación.
A la pregunta de si había recibido más elogios o críticas, contestó que afortunadamente los periodistas han valorado positivamente en general la obra de la pasarela. Reconoció que si solo hubiese que hacer una pasarela funcional no sería necesario un recorrido tan largo, hubiera sido suficiente una viga horizontal y un ascensor en cada extremo.
Después de la entrevista nos enseñó el estado actual de las obras de la Plaza del Pescado y al final nos despedimos y tenemos que reconocer que nos convenció.

El miércoles 20 de Enero revisamos en el blog las entrevistas a la Alcaldesa y al Concejal de Cultura.

Hoy, viernes 22, hacemos este blog y seguimos trabajando.

Un saludo,
Iciar

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