jueves, 3 de diciembre de 2009

Regalo del proyecto a Asturias

y a la ciudad de Avilés,

realizado por Borja


Fue el artífice de Brasilia. Creó, en mitad de la nada, la realidad de una ciudad futurista. Ahora, Oscar Niemeyer, uno de los arquitectos más prestigiosos del mundo, pretende hacer renacer a una ciudad como Avilés, machacada por una salvaje reconversión industrial que la hundió a mediados de los ochenta. Hoy vuelve a creer en su futuro con el complejo cultural que Niemeyer ha diseñado como regalo a la Fundación Príncipe de Asturias. Pero ha sido un proyecto polémico. Si el Ayuntamiento de Oviedo quería copar todo lo referente a los premios en la capital, el Gobierno autónomo ha decidido apoyar lo que puede ser un Guggenheim para Avilés, una ciudad que sólo ha sufrido golpes en los últimos años.

En principio, iba a ser para un museo de la Fundación, pero al hablarlo con el Principado, que será el encargado de financiar y buscar recursos públicos y privados para los 24 millones de euros que cuesta su construcción, los responsables del Gobierno autónomo decidieron hacerlo en Avilés porque es donde existía terreno público suficiente para llevarlo a cabo. El Ayuntamiento de Oviedo, temeroso de que un centro tan descomunal, cuyos edificios ocuparán 20.000 metros cuadrados, acabara convirtiéndose en sede principal de los premios, se opuso.

Pero ahora, la corporación está satisfecha con el compromiso de la Fundación Príncipe de Asturias de que este proyecto, impulsado por ellos y el Principado, no quite protagonismo a Oviedo. El patronato de la fundación hizo una declaración para rebajar los ánimos de batalla con los que el alcalde de la capital, Gabino de Lorenzo, había planteado el asunto. En el cuarto punto decían: "De la idea inicial de la construcción del Museo de los Premios se ha hecho tránsito a un proyecto nuevo y distinto". Eso es suficiente para los munícipes de Oviedo porque creen que descarta la idea del museo.

Para el presidente del Principado, la idea del museo queda dentro de esa declaración de la fundación. "Está dentro del proyecto actual: es un espacio cultural más grande, con más cosas. Cuando vi el proyecto de Niemeyer comprendí que aquello no se podía meter en los bajos del Ayuntamiento de Oviedo, que es lo que el alcalde nos ofrecía en un principio. Al saber que en Avilés contábamos con el espacio para hacerlo en condiciones y que, además, los terrenos que rodean el complejo son también de uso público, comprendimos que era lo mejor", aseguró Álvarez Areces.

Pero no pensó lo mismo el alcalde de Oviedo, que inició una campaña contra el proyecto, con un bando incluido en el que pedía firmas de los ciudadanos. "A mi juicio, fue todo desmesurado y fuera de lugar; además, por elevación trataba de desprestigiarnos al director de la fundación, Graciano García, y a mí. No lo entiendo, más cuando la actividad de los premios, las reuniones de los jurados y la entrega seguirán haciéndose en Oviedo".

La polémica se saldó también con un cambio de nombre del proyecto, que en principio iba a denominarse Museo de los Premios Príncipe de Asturias y que ahora ha quedado en Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer. Pero el director de la fundación, Graciano García, cree que todo está aclarado con la declaración que hizo el patronato. Aun así, quiere que se trasciendan polémicas locales para lograr otros objetivos más ambiciosos: "Este proyecto bellísimo que la fundación ha entregado a Asturias y a España deseamos que se convierta en un gran centro de difusión y creación cultural, cuya repercusión y alcance sean universales. Que pueda ser capaz de desarrollar la economía, generar empleo y colaborar al desarrollo de la sociedad", asegura.

No es uno más, es especial. Quizá por eso no ha querido cobrar un duro y lo ha ofrecido como regalo. El proyecto que Oscar Niemeyer (Río de Janeiro, 1907) ha donado a la Fundación Príncipe de Asturias será la única obra en España del famoso arquitecto brasileño, creador junto a su colega Lucio Costa de la ciudad de Brasilia. Es un testamento artístico importantísimo para el creador, según ha confesado él mismo. Así lo certifican Jair Valera y Carlos Oscar Niemeyer Magahläes, el primero colega y el segundo nieto del artista.

Niemeyer tenía ganas de corresponder con algo importante a un país y a una región que le otorgó el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1989, uno de los galardones que más ilusión le ha hecho en toda su larga y agitada vida, además del Premio Pritzker (el Nóbel de la arquitectura), que consiguió en 1988.

Su mayor obra, por la que fue reconocido en todo el mundo, fue la creación de Brasilia, ciudad en la que se encargó de diseñar desde los edificios oficiales, con oficinas y sedes del Gobierno de su país, hasta la catedral. En Europa ha levantado ya varios proyectos. Tuvo un estudio en París, poco después de que el Louvre le dedicara una exposición en 1965. En la capital francesa, Niemeyer diseñó la sede del Partido Comunista Francés y la plaza del coronel Fabien. En Italia se encargó de la sede de la editorial Mondadori y más adelante, en los últimos años, ha sido invitado a idear la Serpentine Gallery Summer, en Hyde Park de Londres.

Pero el proyecto de Avilés es para Niemeyer, según él mismo ha dicho, su "mayor proyecto en Europa". Eso, unido a que será la única obra suya que se haga en España, hacen del Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer un complejo único.

Un auditorio para más de 1.000 espectadores, las salas que conformarán un palacio de congresos, los edificios circulares sin columnas ni apoyos y las rampas que comunicarán el complejo con las partes más dinámicas de la ciudad son aspectos que los dos miembros del equipo de Niemeyer han destacado como partes más originales del mismo.



El Gobierno español concedió el pasado viernes 6 de noviembre La Orden de las Artes y las Letras de España al arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, de 101 años, por "la relevante influencia de su obra en la configuración de la arquitectura contemporánea".

La distinción le fue concedida "por su trayectoria profesional", "su contribución a la difusión internacional de la cultura española, fomentando su mejor conocimiento y apreciación por los ciudadanos de otros países", y por "la relevante influencia de su obra en la configuración de la arquitectura contemporánea", indicó el ministerio de Cultura en un comunicado.

La Orden de las Artes y las Letras de España es una distinción honorífica que reconoce la labor de personas o instituciones que con sus obras contribuyan sustancialmente a la difusión internacional de nuestra cultura.

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